Muy lejos de ser un teorema llegó el pardo a las nevadas tierras de Finlandia.
Parece que llegó solo; sin escolta, sin pasajes, sin pasaporte; llegó con ilusiones inexistentes
desprovistas de cualquier realidad. Los retos lo observan a él, preguntándose temerosos
si se atrevería a lanzar sus incoherencias como un último intento de heroismo…
… Y lo hizo, se lanzó. Su desgarbada porfía resultó una vía directa al purgatorio
sin conciliar perdones ante el nefasto intento de un ganso herido por querer volar.
regresó a su nido; su nido del cual no debió volar aún, o no volar nunca.
Orgulloso de una burla que ni el cielo ni el averno se esperaban; es tarde,
muy tarde. El alarde de los hipócritas consideran su visita como un festín
de nadies ante la coléra inclemente del frío.
A Adrián y a los manipuladores de oficio.
Gerardo Canadell Canga|Profesor universitario
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